El problema del fascismo en las aulas

 

Hace 20 años, una de las series de más audiencia del momento dedicó un capítulo a tratar un problema que en ese momento estaba muy candente: las cacerías neonazis que se estaban dando en cada más ciudades españolas.

Aunque el problema no era nuevo (de hecho, el terrorismo de ultraderecha había sido heredado del tardofranquismo), en sitios como Madrid o Barcelona, las agresiones fascistas a  personas extranjeras, homosexuales, drogadictas, indigentes, etc. se convirtieron en una lacra.

Esta cuestión se enmarca en un contexto en el que, el país pasa de la emigración a la inmigración. El rechazo a estas primeras comunidades de migrantes en los barrios adinerados de las grandes ciudades españolas va a ser el caldo de cultivo ideal para el aumento de los ataques neonazis.



Estos grupos, se nutrían de jóvenes de todas las clases sociales que tenían como nexo de unión una crisis en el paso de la adolescencia a la adultez. Como dice el historiador Miquel Ramos en su libro Antifascistas, "muchos de estos jóvenes con identidades en formación nunca reflexionaron sobre la extrema derecha, solo buscaban refugio a la violencia en un grupo que infundía miedo en los demás".

El problema, lejos de controlarse o intentar erradicarlo, ha continuado ampliándose. Y es que, uno de los factores que influían, en este momento, en la caída de muchos chavales en grupos neonazis, era la gran impunidad de la que disfrutaban. Los mandos policiales hacían la vista gorda con estos (cuando no colaboraban) pues la mayoría provenían del franquismo, la prensa no prestaba atención a las agresiones (a no ser que fuese algun caso muy mediático) y las consideraban cosas de crios.

 

 

Además, la sensibilidad de la sociedad española del momento ante el tema del neofascismo era tal que incluso los deportistas se fotografiaban con banderas y bufandas de grupos neonazis (como el caso de los jugadores del Real Madrid posando con material de Ultra Sur). Todo esto, no hacía más que naturalizar el fascismo en las calles españolas.


Así, hoy en día, se siguen dándo agresiones en el interior de las escuelas (sobre todo, de carácter racista en aquellas zonas con gran presencia migrante).  La prensa, no solo sigue sin hacerse eco de la mayoría de estos delitos, sino que manipula su información para blanquearlos.

Por su parte, como dice Gabriela Santillán, Coordinadora de la Comisión de Sensibilización y Formación de SOS Racismo: “La escuela no es ajena a lo que ocurre en la sociedad. Al contrario, es permeable a ella. Si en la sociedad hay racismo, también lo hay en la escuela. Por supuesto, esto también ocurre en España. La sociedad española es profundamente racista. A veces nos cuesta reconocerlo, pero es la verdad”. 

Además, si tenemos en cuenta que desde partidos de la ultraderecha (mucho más fuertes que décadas atrás) se normalizan los mensajes claramente racistas a base de difundir bulos, no es de extrañar el aumento de la violencia de odio en las aulas.

 


Y aquí viene la pregunta: ¿qué harías tú si uno o una de tus alumnas acaba por caer en estos grupos? ¿qué harías si comete una agresión racista u homófoba?. Está claro que muchos/as de los/as docentes no iría más allá de aplicar el reglamento y sancionarle. Algo que, en mi opinión, no solo no sirve para nada sino que vanaliza el problema al compararlo con una simple agresión. 

La medida correcta creo que debería pasar por detectar con antelación estos comportamientos, para ponerle remedio. Después, enfocar las horas de tutoría a concienciar en tolerancia y sí, en antifascismo. El hecho de que el problema del odio siga hoy en día tan presente se debe principalmente a que nuestra sociedad española no lo ve como algo preocupante, no le pone nombre...

¿Qué harías tú?.



 

Comentarios

  1. Hiela la sangre, porque poco ha cambiado. Se renuevan continuamente.

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  2. Utilizar las horas de tutoría no es mala idea, ilustrar los problemas q genera una sociedad fascista con películas y series y abrir debates entre iguales sobre el tema.

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